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sábado, 30 de abril de 2016

Microcuentos del 16 al 30 de abril de 2016


Se acerca inexorable
la puerta,
la salida,
el final de una era,
cuando dejes de darle cuerda a este reloj.

Ese momento
en el que un recuerdo se diluye
expulsado a modo de suspiro
perdiéndose en el viento
como un susurro inaudible.

De tanto buscarle el sentido,
acabamos por perdernos las cosquillas.

Era solo una piedra más en su historia
pero a fuerza de darle patadas
acabó cargando con ella el resto del camino.

Encontramos
que no nos dejábamos de encontrar
y por instinto
insistimos en seguir hacia delante
y no volver la vista atrás.

Siempre era afable, mas cuando su mente volvía a ciertos recuerdos, se oscurecía como si hubieran vertido en su alma café negro.

Nada le paralizaba más,
que tener miles de puertas abiertas
y ninguna por la que poder escapar.

Se había quedado bloqueado
como un escritor de éxito
ante el síndrome del papel en blanco
que le ha quedado entre líneas.

Había sufrido tanto
que siempre quería de menos
en defensa propia.

Esos días en los que el tiempo se vuelve una fina capa de oro en polvo y no puedes evitar que el viento se lleve trozos.

Cada año examinaba su pasado buscando una mentira que hubiera dado por buena.
Aprendía lo que podía.
Asumía sus consecuencias.

Pese a lo medible del tiempo,
hay días en que todo parece quedar demasiado lejos.

Llegabas y te ibas,
para no malacostumbrarnos,
antes de cumplirse los 21 días.

viernes, 15 de abril de 2016

#Microcuentos del 1 al 15 de abril de 2016



Solo se trata
de lanzar una flecha en llamas
para encender una vela en la oscuridad
sin reducir a cenizas el corazón ajeno.

La ilusión se ha ido
pero seguimos aquí
atados a un pasado que nos arrastra
un presente que nos apunta
y un futuro de ruleta rusa.

Tengo las puertas atrancadas
las ventanas tapiadas a cal y canto
y al pasado acechando ahí fuera
esperando que baje la guardia.

Los días seguirán teñidos de gris
para aquellos incapaces de sacarle los colores al mundo.

Un día descolgaré el teléfono
y del otro lado responderá
un silencio familiar.
Al final las palabras te habrán ahogado.

Éramos
ese sueño que se tiene tras el sonido de la alarma.
Breve
y a menudo más perfecto que el resto de la noche.

Ya solo quedaba un nosotros
emborronado en la tinta
que deja la ceniza
del papel mojado
después de haber ardido.
Sin prisa.

Con tu manías a deshora,
hacías de los paseos, desfiles
de los besos, historias
de nuestros miedos, retos
y cordura transitoria.

En mi purgatorio personal
el mismo día se repite una y otra vez
ayer te dejé marchar
el arrepentimiento se queda.
Tú no estás.

Ya no queda nadie con quién compartir recuerdos de todo aquello
Pero por aquel entonces, lo único que importaba era sobrevivir.

Nunca pudimos evitar,
huir de tierra firme,
de rutas seguras,
de calas tranquilas
y echar amarre
en el centro del vendaval.

Porque cuando el hambre ciega
la ira asoma
y nada como un corazón anhelante
que persigue lo que la mente ignora.

La verdadera trampa del destino es hacernos creer que algo está escrito
y nos quedemos esperando por aquello que nunca llegará.

Porque para hacer una buena pesadilla
hace falta romper un par de sueños
y nosotros hicimos de aquello,
un festín de cuervos.

Cada mañana la corbata volvía a ahorcarse para pasar inconsciente todo el tiempo posible en aquel odioso trabajo de oficina.

viernes, 1 de abril de 2016

#Microcuentos del 16 al 31 de marzo de 2016


Necesitamos que a ciertas cosas les llegue su final para entender dónde estaba el principio, cuando nos empezamos a esforzar.

Tenía la pena sujeta y amordazada,
pero de sus ojos no dejaban de brotar lágrimas.
Mas no se pudiera decir que llorara.

Porque buscaba
pero no encontraba.

y lo que encontraba
no lo quería.

porque lo que quería
ya no lo no buscaba.

Llevo traficando con palabras
el tiempo suficiente para saber
que no quedan adictos a ellas,
sino a las personas escondidas detrás.

En la época de la inmediatez
Tú me esperabas con la misma incertidumbre con la que, antaño, se aguardaban las cartas que llegaban del frente.

Hay personas
que han quedado como arpas rotas
pero que en las manos adecuadas
siguen produciendo música.

Te hundías:
En el agua,  para huir del ruido
En un libro, para vivir otra vida
y en esa canción para recordar
nuestra despedida.

Aunque el mundo y el tiempo siguen adelante, sin esperar a nada ni a nadie, a veces hay que esforzarse para que algo avance.

No confundas mi viaje con una huida,
la inteligencia no siempre está reñida con ser cobarde.

De tanto contar la misma historia,
acabamos por creernos aquel cuento,
hasta que quedó grabado en nuestra memoria.

Y mandabas señales con balas de fogueo, 
sin comprender, 
que a cierta distancia podían resultar mortales.

Vendo sueños de la infancia en perfectas condiciones
Razón: desuso
Busco persona valiente con experiencia en cumplir los suyos.

Quizá algún día entiendas, por qué no dejaba de mirar fotos de hace unos años, pero nunca las que habíamos sacado días atrás.

Espero que no nos volvamos a encontrar recordando 
que fuimos demasiado cobardes
para demostrarle a la vida que no tenía razón.

Es imposible sentir dos veces lo mismo.
Si lo intentas con todas tus fuerzas, acabas creando su contrario:
Puro resentimiento.