Por
más que 'tarde' se expanda en el tiempo
es
incapaz de rozar al 'nunca'
porque
en medio siempre hay un lugar para la esperanza.
Y
era tan fugaz,
que
pedía un deseo cada vez que se iba.
Creías
que yo podría salvarte
de
tu mala vida,
Tus
malas decisiones,
Tus
dudosas compañías
pero
no podía protegerte
De
ti misma.
Al
poner los puntos sobre las ıes, nos percatamos de que era la vocal
ausente en nuestro juego de verdades escondıdas.
Nos
seguíamos encontrando por ahí
por
eso que llaman vida
girando
al azar de un reloj
con
dos agujas
que
no pueden estar unidas.
El
pájaro seguía volando en círculos pensando en el bosque
y
los barrotes se convertían en las ramas que rodeaban su nido.
El
mundo se había vuelto un yo-yo sin cuerda que se escapaba de mis
manos sin parar de dar repetidos golpes contra la realidad.
El
calendario dejó de tener días, meses y años.
Solo
había despedidas,
momentos
que vendrían
y
ciclos de cosas inesperadas.
Un
día
comenzó
a perseguirlo
con
tanto ahínco
que
dejó de buscarlo
y
solo corría tras el reflejo
de
lo que una vez quiso.
Día
66
La
ciencia moderna podrá establecer las reglas que quiera, pero yo no
consigo hacerme al hábito de no verte cada mañana.
Por
aquel entonces
el
espacio que existía
entre
nuestras dos miradas
podía
considerarse
zona
de alto voltaje.
Recordabas
lo que nunca habías vivido,
te
despedías sin haber siquiera llegado
y
me encontraste sin estar yo realmente perdido.
La
última vez que me examiné el alma descubrí que alrededor de las
partes melladas por el pasado, crecían zonas hacia el futuro.
Y
yo, que nunca he sido de frases hechas, no me di cuenta de que te
echaba de menos, hasta que volví a tenerte cerca.
Los
domingos suponían a veces, la misma incertidumbre que dejan los
finales con un 'continuará...' que empieza vestido de lunes.
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