Te escribo esta carta sin
ningún tipo de pretensión. Es algo que yo necesito que sepas y que
creo que también deberías saber tú. Espero que nunca ocurra, pero
si algún día todo se tuerce, empiezas a pensar que no vales lo
suficiente o alguien te hace daño, recuerdes esta carta que tienes
ante ti.
Voy a eludir la trampa de
los recuerdos, esos que me muestran lo mejor de lo que fuimos, y
lanzan a mi cerebro imágenes de lo que podríamos volver a ser. Me
costó tiempo entenderlo, pero nuestro momento ya pasó. A veces
pienso que no tuvimos suerte, que simplemente la vida nos cruzó en
el momento equivocado. Pero ya nada de eso importa, fuimos y eso es
lo que perdura. Por ello insisto en que esta carta no pretende
cambiar nada entre nosotros.
“Créeme cuando te digo
que ella es diferente, querido amigo, espero que tengas una
oportunidad similar en la vida, porque yo nunca he conocido a nadie
igual...” estas son las primeras palabras que escribí, sobre ti,
con el mejor de los amigos cuando intercambiábamos correspondencia.
A lo largo de mi vida he conocido a muchas mujeres y he amado a
tantas otras. No sabría decirte con que intensidad y desconozco si
realmente te busqué en cada una de ellas. Lo que sé a ciencia
cierta es que nada hallé y nunca volví a referirme a nadie en
estos términos. Por ello, creo que debes saber que tu forma de ser
es inigualable. Te lo digo así sin artificios, con un lenguaje
simple y directo: No he sido capaz de encontrar tu ingenio, tu
alegría o tu sentido del humor. Quizá suene a tópico hablar de tu
personalidad, pero puedo asegurarte que eres única. Y es que,
cualquier aspirante a tus besos construirá un monumento en honor al
misterio de tu belleza, un lienzo de tus profundos ojos o una
catedral de tu sonrisa. Y no serían palabras vacías porque
verdaderamente eres un compendio de obras de arte. Eres la joya en la
que todo el mundo puede ver la perfección, pero nadie dedica tiempo
a mirar el universo que se esconde dentro.
Recuerda todo lo que
vales, cuando algún mediocre te deje marchar. Cuando sientas que
eres menos, vuelve a leer esta carta, y yo, te volveré a contar
porqué eres mejor que las demás.
Solo espero que
encuentres a alguien que sepa ver en ti, lo que yo hace tantos años
pude conocer y que te quiera tanto como yo te pude llegar a querer.
Mientras, seguiré con la carga de encontrar a alguien que me suponga
verdaderamente un reto, como lo fuiste tu en aquel febrero olvidado.
Sé feliz, es algo a lo
que tienes derecho desde que te levantas cada mañana....
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